El vino es un líquido noble al que hay que tratar con delicadeza.
El vino hay que beberlo a la temperatura que más le conviene para que su bouquet (vino tinto) o aroma (vino blanco) se desarrollen mejor.
El vino debe ir de acuerdo con los platos que hagan resaltar su aroma.
Servirlo a la temperatura adecuada
- El vino tinto a la temperatura ambiente (16° a 18°).
- El vino blanco y el rosado a una temperatura inferior, es decir fresco (10° a 12°).
- El champagne, "frappés", es decir, con la botella rodeada de hielo desde una hora antes
de servirlo.
Lo que no hay que hacer:
Calentar el vino tinto poniéndolo junto a una fuente de calor. Helar o "frappear." un vino blanco.
El "chambrage" o ambientación de un vino tinto.
Si estuviese demasiado fresco, hay que asegurarle un calentamiento natural y lento para que llegue a la temperatura de la habitación donde se consumirá.
Para efectuar esta operación siguiendo las reglas del arte, hay que dejar la botella en posición vertical durante 24 horas en la habitación donde se beberá o por lo menos una noche antes de beberlo.
Destápelo y coloque el tapón atravesado sobre el cuello de la botella 6 horas antes de comer para que algunos de los esteres del vino tengan tiempo de evaporarse. Si, por falta de tiempo, no puede mantener estas condiciones, puede remediarlo echando agua caliente en una garrafa y manteniéndola en ella hasta que el recipiente se entibie.
Tire el agua y transvase cuidadosamente el líquido de la botella a la garrafa. Esta operación tiene que efectuarla lenta y precavidamente, sobre todo si se ha formado poso en el fondo de la botella. No ponga nunca en contacto el vino con alguna pieza de aluminio.
No sumerja nunca la botella en agua caliente: es mejor beber un vino demasiado fresco que estropearlo con el pretexto de ambientarlo. Los verdaderos conocedores le dirán que el Borgoña tinto se bebe a una temperatura ligeramente inferior al burdeos tinto.
Refrescar el vino blanco
El vino blanco y el rosado recién sacados de la bodega, están con frecuencia a la temperatura adecuada, pero también se da el caso de que su temperatura sea superior a la conveniente. Al igual que con los vinos tinto, la operación de darle al blanco la temperatura adecuada debe ser lenta y progresiva. Si mete la botella en la heladera, que sea lo más lejos posible del congelador. Si posee un cubo para hielo, deje la botella rodeada de una mezcla
de trocitos de hielo y agua y váyale dando vueltas para que se enfríe de modo homogéneo.
En invierno deje la botella al exterior unos instantes-, la diferencia de temperatura con el
interior será suficiente para que el vino adquiera la temperatura adecuada sin alterarlo.
Recuerde que cuanto más seco sea un vino blanco, más conveniente es beberlo fresco. El
champagne se bebe más frío (6o a 10°) que el vino blanco.
Combinaciones de vinos y platos:
Se trata, sin duda, de una cuestión de gusto y todo principio o regla puede tener su
excepción. Sin embargo, bueno será saber lo que hay que evitar.
El enemigo número uno del vino y sobre todo del vino de categoría, es el vinagre. Para
acompañar una ensalada y a todo plato que contenga vinagre, sirva una jarra de agua.
Evite servir vino tinto con los moluscos, crustáceos, mariscos, pescados e incluso con las
croquetas.
No sirva vinos suaves o licorosos con las carnes fuertes.
Si dispone de varios vinos para la comida, sírvalos siguiendo un orden que vaya del más
ligero al más rico y generoso. Si se sigue este plan, será mejor servir el champagne como
aperitivo para terminar la comida con un vino dulce o licoroso.
Si sólo piensa servir un vino (fórmula que facilita la digestión), le aconsejamos el
champagne, natural o brut para poderlo beber con cualquier plato.
Si únicamente quiere servir vino tinto, su menú tendrá que adaptarse a esta circunstancia y
resultará de más difícil elaboración
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