MEJORES QUESOS DEL MUNDO
El queso que es apreciado desde la antigüedad clásica, constituye en la actualidad un
componente tradicional de las comidas. Producen quesos de excelente calidad y sabores
países como Francia y Suiza en primer lugar, después se ubicarían países como Holanda,
Inglaterra e Italia.
Fundamentalmente la mayoría de los quesos se elabora con leche de vaca, pero también
hay quesos muy apreciados y famosos que se elaboran a partir de la leche de cabra y de
oveja. Para su elaboración se deben tener en cuenta tres operaciones fundamentales, que
a continuación detallamos: primero la coagulación de la leche, segundo la eliminación del
suero y por último la maduración y estacionamiento.
En la primera etapa se entibia la leche, que puede ser entera o parcialmente descremada, y
se coagula por la adición de cuajo, (el cuajo proviene del estómago de los animales jóvenes,
preferentemente del ternero). Se obtiene de ese modo la cuajada que se separa del suero.
En la segunda etapa se procede a la eliminación del suero resultante, separando la cuajada,
la que se sala, se moldea y se prensa para evitar la acción de las moscas sobre el queso. El
proceso de maduración es muy variable, y puede durar entre 15 días y 3 años.
Una vez terminada la maduración, se procede al parafinado o glacea-do del queso, que
consiste en recubrirlo con una capa de parafina y aceite de linaza, y que evita que el queso
se deshidrate o críe moho. La coloración que presentan los quesos, y que varía del blanco al
amarillo intenso, se debe a los colorantes usados, generalmente de origen vegetal. Sólo los
blancos, o blancos ligeramente amarillentos, son de color natural y provienen de la caseína
y sustancia grasa. Los quesos, aparte de su rico sabor por el cual se hacen imprescindibles
en la mesa de todos los días, son de gran valor nutritivo, ya que poseen sales fosfocálcicas,
proteínas y vitaminas A y B. El queso puede ser servido entre los platos salados, los
entremeses o las frutas. Cuando tenemos invitados, se acostumbra a presentar una
bandeja con varios quesos, escogidos con conocimiento de causa, es decir, variados y de
categorías diferentes.
¿Cómo comprarlos?
Los yogurts llevan impresa la fecha de vencimiento para su consumo. Los quesos frescos
tienen que tener muy buen aspecto, es decir, su envoltura no debe aparecer "aplastada":
ello indicaría que empiezan a deshidratarse y que, por lo tanto, no son frescos. Los quesos
de pasta blanda (de corteza mohosa o lavada, según su fabricación) tienen que llenar por
completo su envoltura o su caja. El camembert hay que elegirlo según el gusto: blanco, en su
punto o muy hecho. En una fiesta, es conveniente servirlo en su punto, nunca muy hecho.
Para reconocer si un camembert está hecho, hay que apoyar el dedo en el centro. Si resiste
completamente, no está hecho, y si se hunde es que lo está demasiado. Hay que notar el
queso blando, pero flexible bajo el dedo, como consistencia gomosa. Los quesos de cabra se
comen blandos o muy secos. Es una cuestión de paladar.
Los quesos de pasta semicocida son siempre buenos, a menos que no se hayan secado en
exceso.
Los quesos de pasta cocida tienen calidades que varían según el precio, pues éste oscila en
función de su peso y de los cuidados requeridos.
Los quesos de pasta persillée tienen calidades estipuladas por los fabricantes según el
paladar de la clientela, el cual varía según la región. Esto explica las variedades que por
ejemplo pueda tener el ro-quefort según la región donde se come.
¿Cómo servirlos?
Con los quesos frescos: con azúcar, sal o pimienta, según el gusto. Los demás quesos se
presentan sobre una tabla para queso o, en su defecto, una bandeja plana para poderlos
cortar con facilidad. Si sirve quesos de categoría muy diferente, como por ejemplo
roquefort y gruyere, presente dos cuchillos. Aun en familia es conveniente presentar varios
quesos para que todos puedan elegir. No resulta más caro y respeta preferencias que
frecuentemente se deben a una necesidad.
Los quesos hay que servirlos fuera de sus cajas y envoltorios, excepto el roquefort. Algunos
quesos como el camembert piden ser ligeramente raspados y recubiertos con una capa fina
de pan rallado. No hay que servir nunca un queso sin empezar, sobre todo si es de cabra; por
lo tanto, conviene empezarlos. De modo general, corte los quesos al bies. No hay que cortar
la punta del brie, ya triangular. Córtelos en tiras casi perpendiculares a la corteza. Los quesos
redondos, como el camembert, se cortan en porciones triangulares a partir del centro.
En general, el queso debe ir acompañado de manteca , ya sea en una mantequera aparte,
colocada sobre la misma tabla de los quesos o sobre la mesa, o en trocitos alrededor de la
tabla. La manteca es indispensable con los quesos "perdillés" y los de cabra secos. El munster
se sirve con comino. La nueces acompañan en general perfectamente a todos los
quesos.
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